Lo que consiguen unas tijeras…

Hace unos días nació mi segunda hija, Rocío. El 25 de diciembre para ser más exactos y va a ser un día que no voy a olvidar jamás. No por ser el día de su nacimiento si no por lo que sucedió en el parto.
Tuvimos la suerte de coincidir con una matrona en el hospital que conocíamos y que se portó con nosotros fenomenal haciendo que nos sintiéramos muy especiales y, por lo que me toca, permitiéndome participar activamente, sobre todo como observador y acompañante, que ya es mucho, y a la hora del parto permitiéndome ayudarla a separar al bebé de su madre cortando el cordón umbilical y haciendo de ella una personita. (Así lo sentí).

Cuando nació Lara, la primera, no tuve esa sensación de responsabilidad hasta que no pude tenerla en mis brazos pero con Rocío fue el momento de separarla de su madre el que desencadenó toda una serie de sensaciones fantásticas. Amor incondicional, miedo, responsabilidad, felicidad… tenerla en mis manos al minuto de nacer. Ver como Toñi, mami, se incorporaba y ella misma se terminaba de sacar a la cría y la apretaba contra su cuerpo… Un momento muy emocionante.

Lo que ha venido después y sigue ocurriendo es ver interactuar a Lara con Rocío. Es una pasada como funcionan los críos, como razonan las cosas. Ver a Lara dando besos a ‘su hermana’ y diciéndole… te quiero mucho. Es precioso. Lo único que me da rabia es no poder pasar más tiempo con ellas. Los quince días de licencia por paternidad son ridículos. Sólo con el papeleo se te van la mitad. Espero que algún día podamos acercarnos a lo que tienen países más avanzados en estos temas como los del norte de Europa. Sólo pensar que cuando cumpla tres meses la vamos a tener que llevar a la guardería… se me rompe el alma. Pero bueno, a su hermana le pasó lo mismo y está genial. No queda otra.

Otro día os hablaré de las malísimas condiciones del hospital donde estuvimos, de la falta de personal y del comportamiento de alguno de sus trabajadores. Pero ya os digo. Eso será otro día.

Hacía un mes que no pasaba por aquí. Ya sabéis por qué.
Vuelvo enseguida.

3 comentarios sobre “Lo que consiguen unas tijeras…

  1. ¡Enhorabuena! Me pasó como a ti. El primer parto fue más o menos un desastre por culpa de un ginecólogo de más de 120 años (encima amigo de la familia) y el segundo parto fue tan maravilloso como el que tú describes, merced a que la matrona era amiga nuestra y muy en nuestra sintonía.

    Me parece muy bonito el nombre que habéis elegido para la nena 😉

    Me gusta

  2. Gracias Emilio. Tener esta suerte que hemos disfrutado nosotros es un lujo que no voy a olvidar jamás y que todos los padres y madres con estómago suficiente deberían poder disfrutar.

    Nombre bonito donde los hayan, ¿verdad?.
    Un abrazo grande para ti y tu prole.

    Me gusta

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.